Reflexiones sobre el estado de la industria odontológica en México

Hoy, quiero alejarme un poco de los temas científicos que suelo compartir con ustedes para hablar sobre algo que, sinceramente, me tiene preocupada desde hace tiempo. Se trata de la falta de empatía entre colegas que he observado en los últimos años en el sector y que termina afectando no solo a nosotros como profesionales sino también a nuestros pacientes.

Es un problema especialmente visible entre los endodoncistas, quienes en lugar de colaborar y aprender unos de otros, dan la impresión de estar inmersos en una «guerra» de egos y rivalidades.

A mí parecer, uno de los aspectos más alarmantes de la situación es la falta de respeto hacia las investigaciones y hallazgos de otros colegas. En lugar de reconocer y valorar el trabajo ajeno, muchos endodoncistas tienden a desestimar los esfuerzos de sus compañeros, generando un ambiente tóxico y poco propicio para el avance científico. Esta actitud no solo impide el progreso en el campo de la endodoncia, sino que también desalienta a los investigadores más jóvenes, quienes podrían sentirse desmotivados al ver que sus contribuciones no son valoradas.

Voy a atreverme a decir también que la rivalidad entre universidades juega un papel significativo en esta problemática. No estamos fomentando una cultura de colaboración y apoyo mutuo, ya que muchas instituciones se centran en competir entre sí. La competitividad tiene sus ventajas, claro que sí, pero si no se controla puede llevar a una fragmentación del conocimiento, donde cada universidad se esfuerza por demostrar que sus métodos y técnicas son superiores en lugar de trabajar en conjunto para desarrollar las mejores prácticas posibles.

La empatía es esencial en cualquier profesión de salud y no solo hacia los pacientes, sino también entre los profesionales. La capacidad de ponerse en el lugar del otro y comprender sus desafíos y logros es la base para crear un entorno de trabajo positivo y, sobre todo, productivo. Sin embargo, cuando la competitividad eclipsa la empatía, se crea una cultura de desconfianza y resentimiento.

Como profesionales, la alta competitividad y falta de empatía son un obstáculo que nos impide acceder a datos valiosos que podríamos aprovechar en la práctica, además de afectar la moral y disminuir la calidad de nuestro trabajo. Para los pacientes, este ambiente tóxico significa que podrían no recibir la mejor atención posible debido a la falta de consenso en la comunidad odontológica.

Si queremos lograr un cambio, tenemos que empezar a reflexionar sobre las razones detrás de esta alta e innecesaria competitividad que sufrimos. ¿Es el resultado de nuestros sistemas educativos que valoran más los logros individuales que la colaboración? Al igual que otros profesionales de la salud, nos formamos para alcanzar la excelencia en nuestros campos, pero no creo que esta excelencia no debería lograrse a expensas de otros.

Es hora de que empecemos a fomentar un ambiente de respeto y colaboración desde las primeras etapas de la educación odontológica. Las universidades y las asociaciones profesionales deben desempeñar un papel activo en la promoción de la cooperación y el intercambio de conocimientos, los programas de formación y las conferencias deberían centrarse en la creación de redes y en la construcción de relaciones profesionales positivas, en lugar de solo en la competencia. Los líderes en el campo de la endodoncia también deben dar ejemplo, mostrando la importancia de la empatía y las alianzas robustas en el sector.

Lo que quiero decir con todo esto es que creo que la falta de empatía en la endodoncia es un problema que requiere que tomemos acciones ya mismo antes de que sea tarde. Tenemos una oportunidad de crear un entorno que nos beneficie a nivel personal, profesional y científico, al mismo tiempo que beneficie a los pacientes que confían en nosotros para su cuidado.

La odontología, y en particular la endodoncia, tiene el potencial de alcanzar grandes avances, pero solo si trabajamos juntos y valoramos las contribuciones de todos.