En los últimos años ha crecido el interés por entender cómo abordar el tratamiento endodóntico en pacientes con cáncer de cabeza y cuello, sobre todo cuando han recibido radioterapia. Aunque no son casos cotidianos en todos los consultorios, cuando llegan, generan muchas preguntas. ¿Es seguro tratar ese diente? ¿Qué protocolos seguir? ¿Hay que modificar la técnica habitual?
En esta ocasión, haremos un breve análisis de una revisión sistemática publicada este mismo año, que ofrece algunas respuestas claras. El objetivo del estudio fue recopilar y analizar las principales estrategias clínicas utilizadas en tratamientos endodónticos en este tipo de pacientes. La búsqueda se realizó siguiendo las guías PRISMA, en bases de datos como PubMed, Scopus y ScienceDirect, y se evaluaron más de 120 artículos. Finalmente, se incluyeron 20 estudios que cumplían con los criterios de calidad metodológica y nivel de evidencia. Aunque algunos presentaban riesgo de sesgo, los hallazgos generales fueron coherentes y clínicamente útiles.
Uno de los resultados más consistentes fue la eficacia del uso de sistemas reciprocantes y NaOCl al 2.5% en dientes irradiados. La combinación demostró ser efectiva en la reducción de contaminantes intracanal, algo especialmente relevante considerando el entorno inmunológico comprometido en estos pacientes. También se destacó el uso de hidróxido de calcio como medicación intracanal en casos con infección activa. En ese contexto, su acción antibacteriana y su capacidad para controlar el pH son especialmente valiosas.
La complicada relación entre radioterapia y pulpa
Aunque estos protocolos coinciden en buena medida con lo que ya aplicamos en la práctica diaria, el contexto es distinto. En pacientes irradiados, los tejidos presentan cambios funcionales y estructurales que pueden alterar tanto la respuesta al tratamiento como la evolución posterior. Por ejemplo, la radioterapia puede modificar el comportamiento pulpar en el corto plazo, alterando la respuesta inflamatoria o cicatricial. Sin embargo, se observó que con el tiempo (a veces después de varios meses) puede producirse una recuperación progresiva y un retorno a valores funcionales más estables.
Esto podría darnos un insight valioso sobre el momento oportuno para intervenir. En algunos casos, podría ser prudente posponer ciertos procedimientos hasta observar cierta estabilización tisular, siempre que la condición clínica lo permita. En otros, el tratamiento inmediato puede ser indispensable para evitar complicaciones mayores. Evaluar cada caso individualmente y mantener una comunicación cercana con el equipo médico es clave.
Algo que me pareció especialmente interesante es que el estudio también abordó el valor del enfoque conservador en el tratamiento. ¿Sabían que, en pacientes irradiados, la preservación del diente adquiere una relevancia aún mayor? Las extracciones, cuando son necesarias, deben realizarse con extremo cuidado debido al riesgo de osteorradionecrosis. Por eso, cuando podemos evitar una exodoncia, la endodoncia deja de ser una alternativa terapéutica y se convierte en una estrategia preventiva crucial para resguardar la salud del paciente.
Herramientas que enriquecen la toma de decisiones clínicas
La revisión también incorporó datos sobre intervenciones complementarias. Uno de los hallazgos más significativos, a mi parecer, fue la mención del probiótico Streptococcus salivarius K12 (SsK12). Este microorganismo, utilizado como suplemento oral, mostró efectos positivos en la reducción de la mucositis oral severa: menor incidencia, inicio más tardío y duración más corta. Aunque no forma parte directa del arsenal endodóntico, sí tiene un impacto en el entorno clínico del paciente y puede ser útil tenerlo presente en la planificación interdisciplinaria del tratamiento.
También exploró el papel emergente de la inteligencia artificial en la endodoncia, particularmente en pacientes con necesidades especiales. Desde el análisis de imágenes radiográficas hasta la predicción de posibles complicaciones, la IA ofrece herramientas que pueden optimizar la planificación y ejecución del tratamiento. Como saben, soy amante de la tecnología, así que saber que se están estudiando nuevas formas de implementar la IA en nuestra práctica me emociona mucho, especialmente en este tipo de pacientes, donde los márgenes de error son reducidos.
En definitiva, atender a personas que han atravesado un tratamiento oncológico no solo exige precisión técnica, también requiere sensibilidad, escucha y criterio clínico. No podemos olvidar que somos parte activa del cuidado integral de pacientes que ya han enfrentado bastante.
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Referencia:
Nascimento Junior, A. C., Sales, L., & Sant’Anna Junior, A. (2025). Major clinical approaches to endodontic treatment in the treatment scenario of patients with head and neck cancer: a systematic review. MedNEXT Journal of Medical and Health Sciences, 6(S1). https://doi.org/10.54448/mdnt25S101
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